LA PELUSITA
LA PELUSITA
Nos acostumbramos a la violencia,
como a una pelusita bajo la alfombra,
bajo la cama.
Aún barriendo o pasando la aspiradora,
somos conscientes de que se nos ha quedado,
pero no le damos importancia.
Es algo pequeña,
apenas perceptible,
apenas nos molesta.
Y pensamos que escondida,
en entorno controlado,
no nos hará daño.
Pero pasa el tiempo,
y a cada día,
la pelusita se hace pelota.
Crece y se amalgama con el polvo
y se incrusta en las patas de nuestra cama.
Por las noches al intentar conciliar el sueño
la oímos palpitar,
pero el miedo nos atenaza.
Nuestra falta de valentía, insensibilidad y desidia la alimentan.
Nos atrapa y se arraiga en nuestros corazones y nuestras mentes.
Y pasamos a formar parte de esa pelusita.
(Cristina Larios 2018)